miércoles, 21 de mayo de 2014

El mito de Cleopatra a través de Pablo Gargallo

Cleopatra, 1900, mármol y plata. Pablo Gargallo
Conocemos el mito de Cleopatra recreado en la escultura y la pintura, la literatura y el cine, la historiografía e incluso las viñetas ilustradas. Una mirada más crítica desvela, sin embargo, a Cleopatra VII, reina de Egipto entre los años 51 y 30 a. C., una mujer culta y políglota que quiso simbolizar la fusión entre los mundos helenístico y egipcio.

Nació en la cosmopolita Alejandría en el año 69 a.C., en una época en la que Roma era la gran potencia mediterránea. Decidida a lograr la independencia de Egipto, garantizando su propia permanencia en el trono y el posterior legado a sus descendientes, puso en práctica una estrategia de alianzas. Con Julio César, primero, de cuya relación nació Cesarión, su primogénito. Tres años después del asesinato del dictator romano, afianzó con el triunviro Marco Antonio un proyecto político y personal compartido: el dominio del Mediterráneo y la expansión territorial hacia Oriente. Tras diversos conflictos y enfrentamientos con Roma, las tropas de Marco Antonio y Cleopatra fueron derrotadas finalmente en la batalla naval de Accio (33 a. C.). El triunfador Octavio, el futuro Augusto, impuso su relato de la historia. Egipto perdió su independencia y pasó a ser una provincia romana.

La figura de Cleopatra, la mujer, la extranjera, que había osado desafiar el poder de Roma, fue vilipendiada y distorsionada sin tregua por la propaganda oficial.

Con su obra Cleopatra (1900, mármol y joyas de plata), el joven Pablo Gargallo, participa también del mito de Cleopatra.

Esta escultura es una de las primeras creaciones de Gargallo, cuando la realizó tan sólo tenía 19 años, y todavía no había alcanzado la profesionalidad como artista. Se encuentraba en pleno periodo de formación:

Con catorce años, Pablo trabajó unos meses en un taller de alfarería hasta que su tío Fidel Catalán le consiguió un puesto de aprendiz sin sueldo con Eusebi Arnau i Mascort, uno de los escultores modernistas más prestigiosos del momento. En el taller de Arnau conoce los materiales, las técnicas y los procedimientos tradicionales de la escultura, y al mismo tiempo asiste a clases nocturnas de dibujo. Más tarde completaría sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de la Lonja. Pablo asimiló con rapidez y aprovechamiento las enseñanzas de sus maestros, artistas decimonónicos que dominaban los recursos del oficio, las técnicas y los materiales.

La obra, tallada en mármol con gran delicadeza y precisión, y realizada por Gargallo en la Barcelona modernista de principios de siglo XX, tiene claros detalles simbolistas. Incorpora joyas labradas en plata, lo que muestra ya su interesante faceta de orfebre que desarrollará tres lustros después:
  • Brazaletes en brazo derecho (probablemente tuvo otro en el izquierdo, que se perdería tiempo atrás), en la muñeca izquierda y en los tobillos.
  • También portaba sendos conjuntos de anillos sobre los dedos de ambas manos y, probablemente, un rico pectoral a juego, a juzgar por las delicadas señales de finísimos puntos de sujeción que todavía conserva sobre el pecho, la espalda y el costado izquierdo, aunque por desgracia tanto los anillos como el pectoral no han llegado hasta nosotros.
  • En el lado posterior derecho de la cabeza se puede apreciar una elegante flor de loto, o rosa del Nilo, enhebrada entre los cabellos.
  • Y finalmente, la mano derecha sostiene una pieza clave en la representación de la reina egipcia. La joya estuvo desaparecida durante un tiempo, hasta que el hijo de un antiguo propietario de la obra, el Galerista Arturo Ramón la hayó. Hablamos del áspid de plata grabada que sostiene en su mano izquierda.
Este áspid de Cleopatra o cobra común, simboliza su muerte, ya que según la leyenda más acreditada, Cleopatra lo uso para suicidarse dando fin a uno de los personajes más importantes del mudo clásico.

La obra forma parte de la colección permanente del Museo Pablo Gargallo, desde que fue donada por la familia del artista al Ayuntamiento de Zaragoza. No obstante, la Cleopatra de Gargallo, ya había estado en tierras zaragozanas en 1982, con motivo de la exposición realizada en La Lonja para celebrar el Centenario del Nacimiento de Pablo Gargallo, del 7 diciembre 1981-10 enero 1982.

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