viernes, 29 de agosto de 2014

Un profeta en el Centro de Arte Reina Sofía

La colección del Museo Reina Sofía cuenta con ocho obras del escultor Pablo Gargallo. Varias máscaras de chapa de cobre, una de chapa de hierro, una escultura de terracota, varias de bronce e incluso un dibujo. Sin embargo, sólo una de ellas está expuesta al público, se trata de la escultura Gran Profeta.

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Sala 206.05
Esta obra realizada en bronce, ingresó en el Reina Sofía en 1988, procedente de la ordenación de fondos del Museo Español de Arte Contemporáneo y esta expuesta en una sala titulada Julio González. El dibujo en el espacio.

La sala está dedicada al gran escultor Julio González, sin embargo, es el Gran Profeta de Pablo Gargallo, la obra que, por su contundente anatomía y su espectacular puesta en escena, adquiere el protagonismo que "a priori" nadie le ha concedido. Y es que, aunque se lo mereciera, González debería compartir protagonismo con otros escultores, como Gargallo que innovaron e inventaron una nueva forma de hacer escultura.

"Gran Profeta", bronce 1933, Pablo Gargallo.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

Gran Profeta

En 1904 Gargallo realiza tres dibujos (uno de ellos de tipo analítico) de una figura de Profeta, que tendrá cierta traducción escultórica en el imponente relieve de San Juan Bautista realizado entre 1906 y 1911 para el friso de los santos de la fachada principal del Pabellón de Administración del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, de Barcelona. En 1926 ejecuta, en chapa de cobre, una premonitoria y sobrecogedora Cabeza de profeta, probable estudio, muy acabado y significativo, para el definitivo Gran profeta, 1933, con el que culminaba un proceso de obsesión creativa que se prolongó casi treinta años.

En esta obra extraordinariamente arquetípica, Gargallo reúne y sintetiza, de manera emblemática, casi todos sus logros expresivos y conceptuales en el campo de la representación de los volúmenes, el espacio y la luz, conseguidos a lo largo de una trayectoria artística y vital absolutamente volcada en la investigación de nuevos recursos y la búsqueda de un lenguaje personal e innovador, hasta el extremo de haber resuelto los aspectos formales más notorios mediante el uso de marcadores sígnicos derivados del trabajo de las gruesas planchas de hierro que utilizó durante los últimos años de su vida, de modo que, tratándose de una obra modelada para fundir y siempre fundida en bronce, todavía propicia, en ciertos observadores poco atentos, la confusión de considerarla ejecutada en hierro forjado. Más información: www.zaragoza.es